Las grullas alzan, de nuevo, su vuelo para visitar a nuestra familia saharaui, en los campamentos de refugiados situados al sur de Argelia. Esta vez llevan turrones de diversos sabores, cajas de galletas, chocolate, latas de conservas, latas de frutas en almíbar y golosinas para los más pequeños. También medicinas y todo nuestro amor.
Son alimentos que habitualmente no consumen y que consideran auténticos manjares. Los disfrutarán con la misma alegría de siempre, organizarán una pequeña fiesta y agradecerán con intensidad la amistad que tenemos desde hace años.
Cada Nuevo Año, no falta entre mis deseos, que vuelvan a sus casas. Sobre estas fechas, cuando ya casi termina el año, doy gracias porque han resistido un año más y porque todos conservan la salud, aunque sea a duras penas...
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