¡Qué grande está Futella! Me ha costado muchísimo reconocerla, al final me he tenido que guiar por el número de albarán que la empresa que se encarga del reparto, da a nuestra ficha de envío.
Hoy también he hablado con mi familia saharaui. Futella está a cientos de kilómetros del campamento de Auserd, porque está cuidando y acompañando a su padre Gaizi, en el proceso de recuperación de una enfermedad, que en nuestro país tendría un tratamiento ambulatorio, pero que allí significa "un riesgo para la vida" y para el que no hay tratamiento médico, ni medicación. Ese lugar no es más que una parte de ese desierto con un poco de vegetación y algún que otro ganado que produzca leche fresca.
Me apena llevar semanas sin saber de ella, dónde está es imposible la comunicación, pero Toutou , su abuela, nos ha explicado que fue Futella la que decidió ir con su padre. No me extraña lo más mínimo, Futella ya desde muy pequeña, ha sabido lo que tiene que hacer, el sentido de familia que ella tiene, no se parece en nada al que por aquí tenemos. Podrá ser muy pobre, podrá no tener casa, podrá no tener tierra, podrá carecer de lo más básico, pero para ella lo más importante es su familia y nosotros formamos parte de ella.
Siempre estoy preocupada por ellos, aunque tranquiliza saber, que vuelve a llegarles la ayuda internacional con una cierta regularidad, aunque falten muchas cosas, y que ya tienen en pie sus casas de lona, las de adobe tardarán bastante tiempo aún. Están construyendo una haima muy grande para que puedan refugiarse todos, en caso de nueva catástrofe. No me imagino una haima con capacidad para alrededor de 10.000 personas, no tengo datos concretos, pero creo que esos deben ser los habitantes del barrio 2 de Midjek, en Auserd.
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