martes, 27 de mayo de 2014

El conflicto enquistado

El conflicto del Sáhara Occidental se alarga ya 38 años. Las posturas irreconciliables de las partes, la poca efectividad de la ONU para llevar a cabo sus resoluciones y la pasividad de la comunidad internacional, explican por que el proceso sigue enquistado.

La principal traba para la celebración del referéndum ha sido el censo de votantes. Se ha ido aplazando varias veces por los recursos de apelación interpuestos por Marruecos, en los que exige que los marroquíes instalados en la zona ocupada, tengan también derecho al voto. Desde la ocupación, Marruecos ha llevado decenas de miles de colonos, con la intención de conseguir inclinar el censo a su favor. A día de hoy la población saharaui  ya es minoritaria en la zona ocupada.

Para la ONU, el Sáhara sigue siendo un territorio pendiente de descolonizar. Nunca ha reconocido a Marruecos como potencia administradora.
En 2003, James Baker, el entonces enviado personal del Secretario General de la ONU para el conflicto del Sáhara, propone un plan que recoge cuatro posibles soluciones:

  1. Referéndum de autodeterminación: tras un periodo de 5 años de autonomía bajo soberanía marroquí. Se dio como fecha de celebración del referéndum el 26 de enero de 1992. Desde entonces se encuentra bloqueado debido a las apelaciones marroquíes.
  2. Autonomía del Sáhara bajo soberanía marroquí: contempla que la moneda, las aduanas, los asuntos internos, la policía y otros asuntos de Estado dependan de Marruecos.
  3. División del territorio en dos partes: Marruecos se quedaría con la zona norte, el llamado Sáhara útil, por concentrar los mayores recursos como las explotaciones de fosfatos. Es una solución poco probable.
  4. Retirada de la Minurso; la ONU no va a solucionar el problema del Sáhara Occidental sin exigir a una de las partes o a las dos, que hagan algo que no desean hacer.        

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