La noche anterior al asalto, el Rey de Marruecos, Mohamed VI, se dirigió en un discurso a la nación con motivo de la Marcha , advirtíendo que no toleraría ninguna violación, alteración o puesta en tela de juicio, la marroquinidad del Sáhara Occidental.
Un día después del discurso varios helicópteros marroquíes sobrevolaron el campamento. Las jaimas ardieron, usaron gases lacrimógenos, porras, escudos y cañones de agua.
Mientras tanto, en los distintos barrios del Aaiún ocupado, se organizaron barricadas. La policía marroquí dispersó a los manifestantes usando pelotas de goma, y el gobierno decretó el toque de queda en la ciudad. Esa noche fueron detenidas decenas de personas y se produjeron ataques y saqueos a propiedades saharauis.
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