En el año 2005, una protesta en El Aaiún del Sáhara Occidental, dio lugar a lo que se conoce como "intifada saharaui", una revuelta encabezada por jóvenes saharauis en los territorios ocupados y en ciudades marroquíes. Fue reprimida por la policía con gran dureza: hubo un saharaui muerto y varios activistas llevados a prisión, entre ellos Aminatu Haidar y Alí Salem Tamek, que fueron amnistiados al año siguiente.
Al mismo tiempo, algunas voces en los campamentos de Tindouf, reclamaban al Frente Polisario la celebración de un congreso que permitiera elegir nuevos representantes. Frente al inmovilismo de Tindouf, muchos jóvenes refugiados pidieron la opción de la guerra.
Mohamed VI solo ofrece la autonomía como una solución definitiva para el territorio, con competencias sociales, económicas y de derechos humanos, que son considerados más fachada que otra cosa. Las rondas de negociaciones, desde entonces, van concluyendo, una y otra vez, sin ningún tipo de avance.
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