Entre los saharauis el bautizo es el que otorga el primer paso identitario al niño, su nombre. Siete días después del nacimiento, se organiza para toda la comunidad, una gran fiesta social, abierta a familiares, amigos y vecinos.
Normalmente, la familia elige siete nombres que suelen ser los de los tíos, abuelos o ciertas personalidades religiosas o sociales. Entre los nombres, se elige uno por sorteo: las mujeres asignan cada nombre a un bastoncillo y los entregan a la madre para que se decida por uno, hecho que se repetirá tres veces. La tercera vez, el bastoncillo, servirá para dar nombre al recién nacido.
La ceremonia separa a los hombres de las mujeres y se celebra con carne de cabra, té y música haul.
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