miércoles, 11 de junio de 2014

El sabor de la hospitalidad

Tal vez la tradición más importante en la cultura saharaui es el proceso de preparar y beber el té. Varias veces al día se reúnen, alrededor de una pequeña estufa de brasas y una tetera de metal, para tomar tres rondas de té verde: "el primero amargo como la vida, el segundo suave como la muerte y el tercero dulce como el amor". 


Su preparación puede durar más de una hora. La primera infusión resultante del primer hervor suele desecharse por su sabor amargo. Se vuelve a echar agua en la tetera y una vez hierve, se le añade bastante azúcar. Se sirve la primera ronda. El "maestro tetero" pasa el té de un vaso a otro varias veces, vertiéndolo desde cierta altura, para conseguir su textura espumosa.


El té es un ritual de hospitalidad y cordialidad, es lo primero que se ofrece a los visitantes. También es importante para una buena hidratación frente al calor del desierto, para pasar el tiempo compartiendo historias y noticias.

Para los saharauis es una obligación la visita diaria a los vecinos más próximos y familiares más cercanos, si están enfermos o necesitan ayuda.

A pesar de su carácter nómada, los utensilios del té nunca se abandonan y forman parte muy apreciada del ajuar saharaui.


Los cristales de acacia se añaden al té no solo por el sabor, también sirven de antídotos para las picaduras de escorpiones.

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