El origen nómada del pueblo saharaui ha sido una parte fundamental en la creación de una cultura, entre lo árabe y lo africano, en la que la mujer gozaba de derechos y libertades. En ausencia de los hombres, que ejercían labores de pastoreo, comerciales o bélicas, las mujeres eran las responsables de la producción de los recursos materiales, de la educación, de la cultura. Tenían un status social importante dentro de su comunidad.
En el inicio de la época colonial hay un retroceso en el status de la mujer saharaui. El sedentarismo y el éxodo rural, reduce el papel de la mujer al ámbito del hogar, sin tener derecho ni al trabajo ni a la formación.
A partir de 1975, con la ocupación y la guerra contra Marruecos, las mujeres saharauis pasan a vivir en los campamentos de refugiados argelinos. Se produce una similitud con la primer etapa nómada, en la que los hombres están ausentes. Son ellas las que se encargarán de la organización y supervisión de los campamentos y ocuparán profesiones antes reservadas a los hombres.
Tras los Acuerdos de Paz entre el Frente Polisario y Marruecos, después de 15 años de guerra, se abre un ciclo diferente para la mujer saharaui. Con el retorno de los hombres a los campamentos, hombres y mujeres tienen que compartir los mismos espacios. La mujer debe compatibilizar el hecho de ser firme defensora de la autodeterminación de su pueblo, con la creación de una RASD que no merme sus conquistas sociales.
Este momento es crucial para ellas. La construcción de su país debe beneficiarse de la experiencia y del capital humano que suponen.
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